Conservadores y socialdemócratas se han escandalizado de la intervención sobre los toros de Toni Cantó en el Congreso. Se han escandalizado porque ha dicho una verdad: que los animales no son personas y que por este motivo no tienen el mismo derecho que nosotros a la vida y a la libertad. Sin embargo, lo que ha dicho Cantó es un hecho irrebatible, dado que cada día millones de animales, que viven en cautividad, son sacrificados para alimentar la humanidad. Si los animales tienen el mismo derecho a la vida y a la libertad que las personas, desde ahora mismo se deberían cerrar todas las granjas y mataderos y la humanidad entera debería convertirse al veganismo o vegetarianismo. Y deberíamos hacerlo sin dilación, ya que en caso contrario estaríamos siendo cómplices del mayor genocidio de la historia. Mayor que el Holocausto. Esta simple e infame comparación debería servir para poner en evidencia el relativismo moral que conlleva la generalización y /o fabricación de derechos, ya que termina por banalizarlos y desnaturalizarlos. Que los animales no tengan el mismo derecho a la vida y a la libertad no quiere decir que desde nuestro sentido moral -un sentido moral que se ensancha a medida que evolucionamos-a ceptemos su maltrato gratuito.
Esto, y no otra cosa, es lo que ha dicho Toni Cantó en el Congreso. Quien esté libre de pecado carnívoro que tire la primera piedra.