Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


viernes, 20 de mayo de 2011

Obama rompe con décadas de diplomacia estadounidense en Oriente Próximo

Si hay un concepto angular para entender la política de Israel y el conflicto árabe-israelí este es: seguridad i més concretament "seguridad defendible". Se podrá considerar que la obsesión israelí por la seguridad es exagerada y que el pueblo judío está ahora más seguro que nunca en su historia dentro de las fronteras de su estado. Ciertamente, los judíos están más seguros en Israel que en la Alemania nazi. Pero la mayor o menor seguridad que tienen ahora se la han ganado a pulso, luchando contra unas amenazas que nunca han desaparecido y que los han hecho aprender amargamente que no pueden bajar la guardia.

La "manía" por la seguridad no es el fruto de ninguna neurosis freudiana, sino de la experiencia histórica del pueblo judío. Raza maldita al haberlos considerado responsables de la muerte de Cristo, perennes cabezas de turco de los poderes terrenales y espirituales, víctimas recurrentes de todo tipo de "pogromos" y candidatos al exterminio total en el Holocausto nazi, el pueblo judío vio la salvación en la obtención de un estado propio. Un estado creado en una histórica votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la más estricta legalidad internacional.

Pero el nuevo Estado no garantizó a los judíos la deseada seguridad porque los estados árabes no quieren aceptar su existencia. Desde 1948 hasta 1993, cuando se firman los acuerdos de paz de Oslo con los palestinos, Israel libra 5 guerras contra los árabes, la mayoría de ellas iniciadas o incitadas por sus enemigos. En todos estos conflictos, Israel comprueba su vulnerabilidad geográfica, delimitada por los acuerdos de partición. Esta vulnerabilidad, difícil de percibir con palabras, es muy fácil de comprobar cuando se visita Israel. Si descontamos la zona desértica del Neguev, Israel se extiende en una estrecha franja entre el mar y los actuales territorios autónomos palestinos que en muchos puntos no supera los 60 o 70 km (entre Jerusalén y Tel Aviv hay 53 km) al alcance de cualquier bombardeo, por más rudimentario que sea.

Esta vulnerabilidad manifiesta empujó a Israel, al comprobar que el empeño árabe contra su existencia no desaparecería fácilmente, a dotarse de un cojín territorial de seguridad que permitiera una defensa efectiva de Israel. Un colchón que sólo abandonará si hay unas garantías absolutas de seguridad y defensa, paz y buena vecindad con los palestinos y los países árabes.

Es por ello que Israel, cuando habla de fronteras, no habla tanto de fronteras "seguras" como de fronteras "defendibles", posición que hasta ahora también compartían los EEUU. Y digo compartían porque los Estados Unidos han dejado de hacerlo. Obama anunció ayer que las fronteras que deben delimitar el actual estado judío y el futuro estado palestino serán, con pequeñas modificaciones negociadas, las anteriores a la guerra de 1967. La guerra que puso de manifiesto que la seguridad real de Israel sólo se podía garantizar con unas fronteras que puedan defender su territorio.

Obama ha abandonado el concepto de fronteras "defendibles" por el de fronteras simplemente "seguras", ignorando la historia, abonando la posición palestina y desmarcándose de Israel. Y eso, en un momento en que el acuerdo entre Hamás y Fatah, lejos de ser una esperanza para la paz, se convierte en una nueva amenaza para Israel. Obama, como los palestinos, no pierde nunca la oportunidad de perder una oportunidad.