Arcadi Espada:
En la habitación del Sofitel se ve a un hombre que se abalanza sobre una mujer, abusando de su fuerza. Y más de cerca se observa a un poderoso del mundo que intenta violar a la criada negra que ha ido a limpiarle la habitación. La izquierda no es nada si no puede demostrar que ese tipo de hombres votan a la derecha. Hay otro modo de interpretar la actitud de Strauss-Kahn. Un modo que no tiene al despotismo, la adrenalina y la vocación de riesgo del poderoso como explicación, sino que lo considera una víctima de su biología, capaz de llegar a una agresión (y a una autoagresión) de semejantes características. Pero la hipótesis es igualmente demoledora: tendría que reconocer la izquierda que la naturaleza humana dicta su palabra por encima de la cultura. Es decir, que en cierto modo… ¡todos los seres humanos son iguales!
Asunto terrible.