Te han bautizado como el "fotógrafo de la transición" en Mataró. Pero creo que este título es insuficiente. Enric ya hacía fotografías antes del inicio de la transición política. Haciendo peligrar algo más que el carrete de película, Enric Quintana ya hacía fotos durante los últimos años de la vida de Franco. Las exigencias de la clandestinidad limitaron el número de instantáneas de las catacumbas democràticas, pero las hay. O las había. No sé que se habrá hecho de aquellas primeras imágenes tomadas por Enric en la intemperie franquista y que a veces mirábamos en su casa mientras preparábamos la cobertura informativa de alguna asamblea de vecinos, concentración de estudiantes o manifestación de trabajadores.
Enric no era un fotógrafo conceptual, ni un revolucionario del tratamiento de la imagen, ni un ingeniero del periodismo gráfico. Era sencillamente un peón de la fotografía pura y dura. No buscaba la captura estética de la realidad, sino simplemente el registro de los hechos. ¡Cómo si ésto fuera poco!
Iba a todas partes. Se metía en los lugares más inverosímiles para obtener la imagen de lo que estaba pasando. Estoy seguro de que ahora estará haciendo lo mismo, si es que en ese lugar de la eternidad dejan tener máquinas de retratar.
Enric, mándame la última foto desde el cielo.
Enric, mándame la última foto desde el cielo.