La izquierda decidió, a las pocas horas de los atentados y sin ninguna prueba, que el responsable último del 11-M era el gobierno de Aznar para participar en la guerra contra Sadam Husein. La derecha, por su parte, se apuntó poco después a la teoría de la conspiración, insinuando que el PSOE estaba detrás del atentado o, cuando menos, al frente de un intento de golpe de estado aprovechando la atentado.
Esta división maniquea recrea de manera caricaturesca la permanencia de las dos Españas. Una división que este 11-M han vuelto a evidenciar, vergonzosamente, las dos asociaciones de víctimas del terrorismo.
...sólo hubo que ver el domingo (este domingo hiriente, alevoso, fracasado) las conmemoraciones del octavo aniversario. Y en especial los discursos de las presidentas de las asociaciones de víctimas. Dos discursos completamente fuera de lugar, en su sentido estricto. Y los dos incapaces de incidir, como merece, en la responsabilidad islamista. Mañana de viento en Madrid: el escenario sobrecogedor de dos víctimas que no saben ni pueden ni quieren nombrar a los asesinos. A ocho años de aquellos trenes, sabiendo lo que vino y escuchando a esas dos mujeres, ya puede decirse (y bien alto, que lo oiga el mundo), que los autores de la matanza fueron, a partes escrupulosamente iguales, el Partido Socialista y el Partido Popular. Ellos han sido el destino final de la variante española del dolor: que solo sabe ejercerse contra sí mismo.