Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


viernes, 16 de diciembre de 2011

Christopher Hitchens. In Memoriam

Incómodo para la derecha, traidor para la izquierda

Valdeón Blanco, en la columna de Arcadi Espada en "El Mundo":
Nació en Portsmouth, Inglaterra, en 1949. Hijo de un oficial de la marina, estudió en Cambridge y Oxford. Allí, igual que tantos antes, practicó el exquisito juego de la diurna indignación solidaria y el nocturno, dialéctico intercambio de alcoholes y otros fluidos. Su trayectoria resume a una generación que pasó del maoísmo al troskismo y al fin alcanzó con Marx, partiendo de la nada, la más absoluta de las miserias. A diferencia de muchos de sus correligionarios, dopados de ideas fosilizadas, recompuso los pedazos rotos. Ante todo fue periodista. Notario. Convencido de que la verdad existe, de que no se trata de un ectoplasma o un subjetivo chalaneo. En Chipre, Argentina, la España de entonces, Irán o Corea del Norte afiló a hostia limpia la máquina de escribir.

Tampoco renunció al materialismo, no crean, sino que supo adaptarlo y adaptarse para reconocer, al mismo tiempo, que prefería la peor de las opciones políticas en una democracia como la de EEUU que cualquier reino de iluminados ayatolás, tocando y cortando pirolas a ritmo de siniestro total. Lo recordarán hoy por sus estocadas contra la religión (Dios no es bueno), eterno combustible de variados totalitarismos. Conviene no perderse tampoco sus textos autobiográficos, sus reflexiones respecto a Kissinger (Juicio a Kissinger) o la Madre Teresa de Calcuta (The missionary position: Mother Teresa in theory and practice), sus Cartas a un joven disidente, su reivindicación de Orwell o Thomas Jefferson, sus columnas para Vanity Fair... Todo Hitchens es poco cuando comiste su venenoso fruto. Hay que leerlo. Y releerlo. Y relamerse. Aunque sea por el placer masoca de comprobar que tus neuronas vuelven a rular, doloridas pero cachondas ante la radiación de un pensamiento irónico, trágico, y vehemente, crudo y liberador, felices ellas de que después de tantos y tan desconsiderados años las ejercites.