Será gracioso ver a qué se dedica ahora la ministra más simbólica del zapaterismo, Leire Pajín, la aportación más personal que el ya presidente en funciones ha hecho al Gobierno de España. Será curioso comprobar en qué rincón del sector privado encuentra trabajo, si es que no acaba colocada en cualquier chanchullo de esos tan típicamente socialistas. Tendríamos que blindarnos contra tanto Calígula que nombra ministro a su caballo.
No se tendría que poder ser ministro sin una sólida experiencia en el sector privado; sin saber lo que es pagar un mínimo de 50 nóminas, sin haber sentido esa responsabilidad, ese pánico; si no has estado en la encrucijada vital donde todo se aprende y que es el resumen de todo.
No se tendría que poder ser ministro si no sabes el peso que se carga cuando dependen de ti 50 familias, además de la tuya. Y hablando de familias, no se tendría que poder ser ministro si no eres padre o madre. Nada se sabe de la vida, ni nada realmente puede uno hacer por la vida de los otros si ignora el vértigo de tener hijos.
Ser ministro no tendría que estar al alcance del mero capricho voluptuoso de cualquier presidente. Tendrían que funcionar algunos filtros. No se trata de derecha ni de izquierda, aunque es la izquierda quien ha cometido más disparates en este sentido. Se trata de sentido común. Si no has sudado sangre para poder pagar tus como mínimo 50 nóminas, nada sabes de cómo funcionan en realidad las cosas.
Si no has pasado por la humillación de tener que aguantar a un comité de empresa en tu propio negocio, es normal que los días personales o los liberados sindicales te parezcan conquistas sociales. Cualquiera que sepa lo que cuesta mantener vivo y próspero un negocio, cualquiera que haya sentido el terror de que 50 familias dependan de él, sabrá que el sindicalismo es un hachazo al corazón de la competitividad, de la prosperidad, y la manera más inmediata y absurda de destruir puestos de trabajo.
Cualquiera que no sepa lo que se sufre cuando se es padre -o madre-, cualquiera que no sepa como te despierta, de madrugada, la incertidumbre de si serás capaz de estar a la altura de las circunstancias; cualquiera que no sepa lo que es sentir la fragilidad del mundo y de nuestra especie concretada en tu hija cuando la tienes en tus brazos, no tiene ni idea de lo que es fundamental ni trascendente, de lo que pesa y nos angustia y nos destroza, que es lo mismo que a la vez nos eleva, nos da sentido y nos salva.
Lo de Leire ha sido especialmente insultante, una degradación sin precedentes en la vida pública española. Que la democracia sea de todos no significa que tengamos que renunciar a una mínima calidad. Es así como se dignifica la política y como se refuerza el vínculo democrático con los ciudadanos. Lo de Calígula sólo conduce a la ciudad incendiada.
No todos están preparados para todo. Lo primero que tiene que hacer una democracia es protegerse de la futilidad, de la arbitrariedad, de la mediocridad y de las locuras de cualquier insensato; y establecer los filtros necesarios para que sólo puedan llegar a mandar los que estén realmente preparados.
Adiós, Leire, adiós. Pocas despedidas me han resultado tan agradables. A ver de qué encuentras trabajo; te estaré observando.
Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst
Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.
Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Adiós, Leire, adiós
Salvador Sostres: