El Reino Unido ha comenzado a confeccionar planes de contingencia militar ante la eventualidad de un ataque contra objetivos nucleares iraníes. Estos planes se fundamentan en pruebas e indicios recogidos por los servicios secretos occidentales y los inspectores de las Naciones Unidas en los últimos tiempos. Pruebas e indicios que serán publicados la próxima semana por la Agencia Internacional de la Energía Atómica y que darán un giro a las especulaciones para poner en evidencia que Irán dispone de un programa nuclear militar. Entre otros datos, el informe dará pruebas sobre el proyecto de construcción de una cabeza nuclear. Un proyecto que Irán puso en marcha a principios del nuevo milenio y que a partir de 2003, cuando la invasión estadounidense de Irak, se hizo virtual para evitar ser detectado.
Los nuevos datos han coincidido, en los últimos meses, con un cambio en la actitud iraní, que se ha vuelto más arrogante y agresiva. Esto ha hecho sospechar que Teherán se siente militarmente más seguro. Según algunas filtraciones, Irán dispone ya de 70 kg de uranio enriquecido al 20%, una quinta parte de lo necesario para una bomba nuclear convencional, pero lo suficiente para tres o cuatro bombas sucias. Aunque el ataque informático con el virus Stuxmet -que se cree fue activado por Israel y/o EEUU- desactivó la mitad de las centrifugadoras de uranio, Irán se ha recuperado del ataque y habría trasladado las centrifugadoras más eficientes de Natanz a Fordow, debajo de una montaña cerca de Qom, invulnerable a los misiles. Los especialistas creen que en el plazo de un año, todo el programa nuclear iraní podría estar enterrado bajo una montaña inexpugnable. De ahí la urgencia de un ataque preventivo.
El plan de contingencia que elaboran los británicos contempla una campaña principalmente aérea, con alguna partipación naval, basada en misiles Tomahawk de 1.287 km de alcance. No contempla invasión terrestre, aunque sí el despliegue de grupos de "fuerzas especiales". Aunque los británicos saben que Obama no está interesado en una nueva campaña militar y menos tan cerca de las elecciones, creen que se puede ver abocado a ella después de la publicación el miércoles o el jueves del informe de la AIEA. Israel, por su parte, presiona también en el mismo sentido y, si el informe responde realmente a las expectativas creadas, Moscú y Pekín se podrían quedar sin muchos argumentos para evitar una acción contra los ayatolás.
Los tambores de guerra vuelven redoblar en el Próximo Oriente.
