Josef Ackermann, el presidente del Deutsche Bank, dijo con aplomo a los "indignados" que le interrumpieron en un acto público en Hamburgo que estaba dispuesto a debatir con ellos, allí mismo y el tiempo que hiciera falta, con la única condición de que dieran la cara y se sacaran la máscara.
Y los muy cobardes no lo hicieron.
Y los muy cobardes no lo hicieron.