Dicen que ésta conferencia, como todas, es también trascendental para frenar las emisiones de CO2 y evitar que el planeta siga calentándose y acabe achicharrándonos a todos dentro de cuatro dias. Dicen que estamos a las puertas del infierno, que la situación ya es casi irreversible y que hay que actuar con urgencia.
Sin embargo, los datos estadísticos no parecen estar al borde de un ataque de nervios. La temperatura media del siglo XX fue de 13,9º C, mientras que la media de la primera década del XXI se situa entre los 14,4 y los 14,5, un aumento de medio grado, más o menos.
En palabras de Antón:
"De repetirse la evolución ocurrida desde 1880 hasta el 2010, se alcanzarán los 16 ºC -dos fatídicos grados de incremento que hay que evitar a toda costa según la propaganda del régimen-, más o menos hacia el año 2330. Qué poco queda."
ADENDA .- El dispendio astronómico del concilio no parece preocupar demasiado a sus organizadores, a pesar de los tiempos de crisis que se arrastran. En cambio, sí que dicen que les preocupa el dispendio en CO2 que conlleva la conferencia, que han cuantificado en 15.000 toneladas. Pero no se preocupen, que han encontrado la solución. ¿Saben cuál es? Poner a la venta bonos de emisiones entre los asistentes a la cumbre y con lo que recauden reforestar un área cercana de la ciudad. Más bonito, imposible.