Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


lunes, 25 de marzo de 2013

Unas víctimas pueden ocultar a otras

Las acusaciones de colaboración con la dictadura militar argentina del nuevo papa Francisco, concretadas en la retirada de la licencia religiosa a dos jesuitas de izquierdas lo que habría facilitado su detención y tortura, no se sustentan ni en pruebas objetivas ni en indicios fundamentados. Después de haber analizado decenas de documentos, artículos y publicaciones relativas al caso, especialmente el acta del interrogatorio judicial a Bergoglio del año 2010, todo me lleva a pensar que en estas acusaciones hay más de difamación -hecha por interés político e ideológico- que de verdad. En base a esta convicción he retirado de este blog una entrada en la que daba credibilidad a las acusaciones del periodista argentino Horacio Verbitsky contra el nuevo papa.

Verbitsky preside varias comisiones de derechos humanos de su país pero sigue blandiendo, casi como una amenaza, aquella "superioridad moral" que la izquierda siempre se ha autoatribuido urbi et orbe. Una izquierda especialista en ver la paja en el ojo ajeno pero nunca la viga en el propio. Peor aún, una izquierda capaz de esconder impunemente sus víctimas con las víctimas de los demás, de tapar su propias dictaduras con las dictaduras de los otros. Lo han hecho y lo siguen haciendo allá en Argentina y lo han hecho y lo siguen haciendo aquí en España. Esconden las víctimas del Frente Popular con las víctimas del franquismo, al igual que ETA esconde las víctimas de su terror con las de sus mártires.

Durante la década de los setenta del siglo pasado, Verbitsky fue un pistolero de la organización peronista radical conocida como Montoneros. Esta organización creó un movimiento guerrillero de inspiración castrista que durante años aterrorizó a Argentina. Atentados de todo tipo, asesinatos, secuestros y torturas, ofrecieron la coartada perfecta para un golpe de estado militar. En 1976, meses después del golpe, Verbitsky fue inculpado por haber planificado y ejecutado un atentado contra la policía federal en la que murieron 21 agentes. El procedimiento judicial se cerró finalmente en el 2007 gracias a la ley de prescripción.

Con la recuperación de la democracia, Verbitsky y muchos exMontoneros se dedicaron a atacar con dureza el peronismo de derecha de Carlos Menem y llegaron al poder de la mano del peronismo de izquierda de Néstor Kirchner y de su esposa Cristina Fernández. Los antiguos asesinos de la guerrilla ocupan ahora cargos importantes en el gobierno argentino.

Carlos Bettini, embajador en España y asesor personal de Cristina Fernández, estuvo implicado en el asesinato del capitán Jorge Bigliardi en 1975, antes del golpe de estado; Eduardo Luis Duhald, secretario de Derechos Humanos; Miguel Bonasso, diputado y consejero presidencial , Carlos Kunkel, portavoz de la presidencia (amnistiado de sus crímenes por la Ley de Punto Final de 1984); Rafael Bielsa, ex ministro de Asuntos Exteriores (había trabajado por Pinochet cuando estaba en el exilio); Horacio Verbitsky, consejero presidencial; Aníbal Fernandez, jefe del gabinete presidencial; Julio Cesar Urien, capitán de fragata y responsable de torturas en las "cárceles del pueblo" y del "manual de instrucción de las milicias Montón", rehabilitado par Kirchner en 2006 con el pago retroactivo de su sueldo desde 1972, y de manera especial Nilda Garré, ex ministro de Defensa de Nestor Kirchner y posteriormente Ministro del Interior con la presidenta Cristina de Kirchner. Nilda Garré, más conocida por "Comandante Teresa" a la guerrilla montonera, fue cómplice de los asesinatos, cometidos especialmente por su marido Juan Manuel Abal Medina y su cuñado, del general Aramburu en 1979 y del ministro del Interior Arturo Muere Rojo en 1974, que había legalizado los partidos y que contribuyó al retorno de la democracia en 1973.

Le pape et les « années de plomb » en Argentine (Le Monde)
New pope’s role during Argentina’s military era disputed (The Guardian)