Mientras un mundo casi unánime apresura a condenar Israel por la matanza del domingo a los Altos del Golán, los refugiados palestinos del campo de Yarmuk, en las cercanías de Damasco, se han cansado de ser la carne de cañón de sus líderes palestinos y de las autoridades sirias.
Una vez terminado un funeral por 8 de los palestinos muertos en el Golán, cientos de refugiados palestinos con piedras y bastones se han dirigido a las oficinas del Frente Popular para la Liberación de Palestina-Mando General (FPLP-CG) donde se ha librado una batalla campal. Los refugiados palestinos, muchos de los que dicen simpatizar con la oposición al régimen de Assad, han manifestado su rabia por estar siendo utilizados por el régimen sirio para desviar la atención sobre su crisis interna.
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