La idea de Europa, la única idea política original y esperanzadora del siglo XX, está agonizando. Y agoniza no por ninguna conspiración interior o amenaza exterior sino por la incapacidad política de las instituciones que se han construido sobre ella. Unas instituciones que, desde Maastricht hasta ahora, han sido más el fruto del voluntarismo político de las élites que de la voluntad soberana de los ciudadanos europeos.
Un voluntarismo político, de carácter mesiánico, que revolucionó la modesta Comunidad Económica Europea de los años 70 y 80 al plantear la necesidad de un gran salto adelante. El gran salto, seductor y ambicioso, a la Unión Política y Monetaria.
Un salto mortal, como hemos comprobado ahora, que se hizo a base de estadísticas maquilladas y trampas contables para alcanzar el éxito político de la moneda única. Un salto mortal conseguido a base de violentar, una y otra vez, la voluntad popular allí donde las urnas discrepaban del proyecto europeo de las élites.
De esta manera se ha construido una laberíntica, burocrática y paquidérmica arquitectura institucional, cada vez más alejada de la ciudadania, que hace lenta y compleja la toma de decisiones. La actual Unión Europea es incompatible con la gobernanza ágil, efectiva y eficiente que toda sociedad tecnológicamente avanzada necesita y reclama, especialmente en situaciones de crisis como la actual. En metáfora de Maurice Duverger, la UE camina como una tortuga mientras que la sociedad -los mercados, las redes sociales .. - corre como una liebre.
Ante esta situación sólo veo dos alternativas: o dar marcha atrás o huir hacia delante.
Volver a los orígenes, repensar y reconstruir desde abajo y no poner el carro delante de los bueyes no quiere decir volver a 1945 sino a 1989. Acelerar la unidad desde arriba quiere decir volver al salto adelante en un último intento de imponer definitivamente el modelo de las élites ilustradas. Un modelo que nos ha llevado a la situación actual.
La disyuntiva es obvia: volver a la modestia política y apostar por una evolución democrática, "espontánea", del proceso europeo o hacer el nuevo gran salto mortal que reclama el despotismo ilustrado.
Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst
Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.
Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.