Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


sábado, 6 de agosto de 2011

Criminal sin parecerlo

Medio mundo se movilizó contra la decisión de George W. Bush de invadir Irak para derrocar al régimen filonazi de Sadam Husein. Imaginaos lo que hubiera pasado si en lugar de eso Bush hubiera decidido apoyar unas reformas cosméticas para lavar la cara al régimen baazista, asegurando así la continuidad en el poder del dictador. No lo sabemos, pero lo que si sabemos es lo que ha pasado cuando lo ha hecho Obama: nada de nada.

Obama, en lugar de intentar acabar con la otra dictadura baazista de Oriente Próximo y encauzar Siria hacia un régimen democrático, ha preferido abandonar al pueblo sirio, que ha salido a la calle contra la dictadura, a cambio de aceptar unas reformas políticas cosméticas, la esencia de las cuales es garantizar que el poder continuará en manos del clan Assad.

¿Qué es más criminal, derrocar al dictador o perpetuarse en el poder? ¿Quien vulnera más el derecho internacional, el que acaba con un régimen de terror que incumple sistemáticamente la legalidad o el que le facilita vías de supervivencia?

Guste o no, esta es la gran diferencia entre Bush y Obama. Bush se implicó, dio la cara, asumió los errores y no tiró la toalla -pese a tenerlo todo en contra- hasta conseguir derrotar militarmente a Al Qaeda y estabilizar un régimen pluralista en Bagdad. Obama, por el contrario, no se implica, no da la cara, no apuesta claramente por los demócratas ni condena inequívocamente a los dictadores. Obama, tan socialdemócrata él, prefiere la componenda y la ambigüedad.

La guerra es siempre brutal y quien la asume corre el riesgo de parecer un criminal sin serlo necesariamente. Pero quien pudiendo evitar la masacre de inocentes y la violación en masa de los derechos humanos fundamentales no sólo lo ignora sino que abona la impunidad del poder, probablemente sea un criminal sin parecerlo.