"Siempre he pensado que no hemos sabido transmitir al mundo la experiencia del comunismo -no
la de los gulags estalinianos, sino la experiencia de este tipo de conformismo y corrupción moral-; que no hemos hecho de esta experiencia una experiencia universal como se ha hecho con el Holocausto ". / Agnieszka Holland
Holland hizo sus estudios de cine en la FAMU de Praga, donde se graduó en 1971. Comenzó su carrera como asistente de director junto a Krzysztof Zanussi y de Andrzej Wajda, para el que también escribió algunos guiones como Eine Liebe in Deutschland (Un amor en Alemania). La experiencia de la Primavera de Praga y la posterior intervención soviética marcó su visión del mundo, como ella misma explica en esta entrevista.
Su primer éxito internacional como directora le llegó en 1985 con la película Bitte Ernte (Cosecha amarga), una producción alemana que le valió una nominación al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
La película Europa Europa (1991), probablemente su obra más conocida, le valió un Globo de Oro a la mejor película extranjera y una nominación al Oscar al mejor guión adaptado. La película, basada en la biografía de Solomon Perel, levantó una gran polémica en Alemania cuando el jurado alemán encargado de la selección de las nominaciones al Oscar a la mejor película de habla no inglesa se negó a presentar la película y acusó de antisemita a su productor, Artur Brauner.
En 1993 Holland dio el salto a EEUU gracias a Francis Ford Coppola, el cual aceptó producir su película Der Geheime Garten (El secreto del jardín).
De su obra más reciente estrenada aquí destaca "Copiando Beethoven".
Ahora acaba de estrenar "Burning Bush" -"La zarza ardiente", titulo de inequívoca referència bíblica- una miniserie de tres capítulos producida por la HBO, en la que muestra la inmolación del estudiante checo Jan Palach en un gesto de protesta por la intervención soviética, pero sobre todo en un gesto dirigido a sus conciudadanos incitándolos a la revuelta, a la lucha por la libertad y la democracia.
Ciertamente, la tragedia del comunismo ha quedado eclipsada por la tragedia del nazismo. O más exactamente, la tragedia del nazismo ha sido y está siendo constantemente utilizada por una gran parte de la izquierda no sólo para honrar a sus víctimas sino también, y muchas veces sobre todo, para disimular los millones de víctimas que provocó la tragedia del "socialismo real".
A estas alturas me conformaría simplemente con que una décima, una centésima parte de lo que se ha filmado, en películas y documentales, sobre el nazismo se filmara también sobre la experiencia del comunismo.
