Cada vez que escucho hablar al primer ministro británico, el conservador David Cameron, me pregunto qué tiene que ver este hombre con el también y gran conservador Wiston Churchill. Los conservadores británicos parecen ir ahora de víctimas de Europa, olvidando que fue Churchill uno de los primeros líderes europeos en proponer la creación de los Estados Unidos de Europa. Una propuesta que Winston Churchill formuló en su famoso discurso "S
teh auf Europa, Europe Arise" del 19 de septiembre de 1947 en la Universidad de Zurich.
"Quisiera hablar de la tragedia de Europa. Este noble continente, que comprende gran parte de las más bellas y cultas regiones de la tierra, y que goza de un clima templado y agradable, es el hogar de todos los más importantes pueblos creadores del mundo occidental. Es la fuente de la fe y de la ética cristiana. Es el origen de la principal parte de la cultura, las artes, la filosofía y la ciencia, tanto en tiempos antiguos como modernos. Si Europa estuviera unida y pudiera compartir su herencia común, no habría límites a la felicidad, la prosperidad y la gloria que podría disfrutar. A pesar de todo lo que tiene, Europa ha originado una serie de terribles luchas nacionalistas, provocadas por las naciones teutones al hacerse poderosas, como hemos vivido durante nuestra propia vida, destruyendo la paz y derrochando el futuro de toda la humanidad.
¿Y cuál es la situación a la que Europa ha quedado reducida? Algunos de los estados más pequeños se han recuperado sin problemas, pero en amplias zonas una gran masa tiembla atormentada, hambrienta, exhausta y desconcertada, testigo mudo de sus ciudades y sus casas en ruinas, mirando el horizonte ennegrecido por si llega algún nuevo peligro, tiranía o terror. Hay que recordar que si no fuera por el hecho de que la gran República de la otra orilla del Océano Atlántico se dió cuenta más pronto que tarde de que la ruina y esclavitud de Europa afectaría su propio futuro y por eso nos ha tendido la mano en socorro y guía. Si no fuera por ella la oscuridad de la Caída del Imperio Romano habría vuelto con toda su crueldad y miseria. Sin embargo, siempre hemos tenido a mano una solución que puede hacer a toda Europa libre y feliz como Suiza es hoy.
¿Cuál es esa solución mágica? Se trata de volver a crear la familia europea, o la mayor parte que podamos, facilitando una estructura bajo la cual viva en paz, seguridad y libertad. Debemos construir una especie de Estados Unidos de Europa. Sólo así cientos de millones de personas que padecen podrán reencontrar las sencillas alegrías y esperanzas que hacen que la vida valga la pena vivirla. El proceso es simple. ¿Por qué no ha de haber un grupo de europeos que tenga un sentido patriótico abierto a una ciudadanía común para una gente mareada por este continente poderoso pero turbulento? ¿Por qué no puede ocupar el lugar que le corresponde entre las demás grandes potencias y colaborar en dar forma al destino futuro de los hombres?
Para lograrlo, es necesario un acto de fe donde millones de familias, que hablan muchas lenguas, participen conscientemente. Todos sabemos que las dos guerras mundiales que hemos sufrido han surgido de la vana pretensión de una Alemania recién unificada de ejercer un papel dominante en el mundo. En la última pelea se han cometido crímenes y masacres para los que no hay comparación desde la invasión de los mongoles. Debe haber lo que Mr. Gladstone decía hace muchos años "un acto santo de olvido». Todos debemos pasar página a los horrores del pasado y mirar hacia el futuro.
¿Podrán los pueblos libres de Europa conseguir el vuelo para llegar a la altura de estas ambiciones del alma y de los instintos espirituales del hombre? ¿Hacer justicia, misericordia y libertad? Sólo hace falta que la gente lo quiera y será realidad todo lo que su corazón desee.
Y ahora voy a decir algo que os dejará boquiabiertos. El primer paso para recrear la familia europea debe ser la colaboración entre Francia y Alemania. No puede haber un renacimiento de Europa sin una Francia grande de espíritu y una Alemania grande de espíritu.
La estructura de los Estados Unidos de Europa, si se hace bien y sólidamente, será tal que la fuerza material de un solo estado pierda importancia. Las pequeñas naciones contarán igual que las grandes y se sentirán orgullosas de su contribución a la causa común. Si esta es la voluntad de los europeos de tantas tierras, no tienen más que decirlo y encontraremos sin duda los medios para hacerlo y crearemos la maquinaria para llevarla a buen término.
Pero tengo que hacer una advertencia. No tenemos demasiado tiempo. Actualmente tenemos una oportunidad para que los cañones han dejado de disparar. La lucha ha cesado, pero los peligros no. Si hemos de formar los Estados Unidos de Europa, o cualquier nombre que adopte, debemos empezar ahora. Y si de entrada no todos los estados de Europa están dispuestos o son capaces de entrar, la Unión debe proceder acoplando y combinando los que quieren y pueden.
Hay que establecer sobre bases sólidas salvar al grueso de la gente de toda raza y de toda tierra de la guerra y de la servidumbre, protegidos por la disposición de todo hombre o mujer de morir antes de someterse a la tiranía. Gran Bretaña debe ser la amiga y patrocinadora de la nueva Europa y liderar su derecho a vivir y brillar. Por eso os digo: ¡Europa levántate!"