Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


martes, 13 de enero de 2015

¿Despertará a Europa el asesinato de Voltaire?

El asesinato de Voltaire en el corazón de París debería marcar en Europa un tajante antes y después frente a la amenaza totalitaria islamista. Los millones de franceses que han salido a la calle en defensa de la civilización y la presencia en esa gran manifestación de París de jefes de estado y de gobierno de los países europeos y de más allá, entre ellos del israelí Netanyahu y del palestino Abbas, parecen marcar un cambio de actitud respecto a la naturaleza de la amenaza.

Una amenaza, sin embargo, de la que los grupos yihadistas -a los que hay que combatir sin contemplaciones- son tan sólo la punta de lanza violenta de un movimiento más amplio que pretende si no islamizar las sociedades europeas por lo menos legalizar la sharia en determinadas zonas geográficas o para determinad0s colectivos o comunidades musulmanas. Amparados en el relativismo moral instalado desde hace años en las sociedades occidentales, basado en determinadas ideas comunitaristas y multiculturales, el brazo secular del renacimiento islámico trabaja no en una concepción privada de la religión sinó en su imposición jurídica, política y social. Este brazo ‘civil’ del Islam, que puede ser sincero o no en la condena de la violencia yihadista, es el auténtico problema de fondo al que nos enfrentamos.

El Islam no es una religión más. El Islam es, sobre todo, un modelo político de sociedad que rechaza la separación entre religión y estado y que no concibe la praxis religiosa como un acto privado. Mientras el Islam no reforme estos aspectos, no será soluble en las democracias occidentales y seguirá siendo una fuente de tensión y conflicto. Durante décadas, la mayoría de inmigrantes musulmanes en Europa aceptaron pragmaticamente y sin mayores problemas vivir privadamente su religión, de la misma manera que lo hacíen los católicos o los judíos. Sin embargo, eso empezó a cambiar a partir de 1979 cuando triunfa la revolución islámica de Jomeini en Irán y los intentos posteriores de exportarla a todos los países en dónde hubiera musulmanes. Exportación del chiismo que alarmó a los regímenes sunnitas y que los impulsó a combatirlo y contrarrestarlo por todos los medios, entre ellos invirtiendo millones de petrodólares en la construcción de mezquitas en Europa y en imanes de su plena confianza y obediencia que llevaran el agua de las prédicas a su molino. De esta manera se expandió la visión rigorista del Islam y se reintrodujo el control social de los musulmanes en la inmigración. Una situación que no sólo perdura sinó que ha ido en aumento, como ha denunciado el alcalde musulmán de Rotterdam: "Es incomprensible que puedan volverse en contra de la libertad ... Pero si no os gusta la libertad, por amor de Dios haced las maletas y marchaos".

Este renacer islámico en Europa, sumado a la crisis y a la globalización, ha terminado por dar alas a nuevos partidos alternativos de cuño nacionalpopulista. La incapacidad de la derecha conservadora clásica y de la izquierda socialdemócrata tradicional, encorsetadas en la complacencia y la corrección política, les ha abierto las puertas del poder. Cerrárselo es ahora su misión histórica. Y para ello, lo primero que han de hacer es romper el círculo que retroalimenta al islamismo radical y al nacionalpopulismo, capitalizando decididamente y sin titubeos la movilización más grande de la historia de Francia. Y deben hacerlo por muchas razones, pero sobre todo porqué si no lo hacen ellos lo hará el nacionalpopulismo, que ya ha empezado a descorchar las botellas de champán.