Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


jueves, 19 de julio de 2012

¿Quién quiere la independencia?

Lo mejor que podría hacer España es desembarazarse de una vez por todas de Cataluña. Muchos españoles se sacarían un peso de encima y muchos catalanes, también. La decisión unilateral de echarnos de España quizás no fuera del todo democrática, pero al fin y al cabo las duras reformas emprendidas tampoco se han consultado con los ciudadanos aunque algunas de ellas conlleven enmiendas constitucionales. Por lo tanto, yo de Rajoy no me lo pensaria dos veces. Es posible que España pierda dinero, pero quizá no tanto como se dice. Incluso, tal y como está la cosa, probablemente salga ganando. Y es que las balanzas -fiscales o no- siempre acaban colgando por el lado del que pesa.

Desgraciadamente, echarnos de España no será sencillo. Y no lo digo por la resistencia que puedan presentar los ciudadanos de Cataluña que se sienten españoles o por la oposición del gobierno central, sino por los nacionalistas catalanes.

La resistencia de los que se sienten españoles en Cataluña será escasa por no decir nula, como lo demuestra el pragmatismo con que han aceptado, por ejemplo, la política lingüística de la Generalitat. Han aceptado la inmersión porque esta permite que sus hijos se integren a un país bilingüe en igualdad de condiciones con los hijos de los nativos. A cambio, han renunciado al derecho a recibir educación en su lengua materna. La relación coste-beneficio les ha decantado a favor de la inmersión y, de momento, no parecen tener motivos para cambiar de criterio.

No creo que me equivoque, pues, si afirmo que la oposición más férrea no vendrá del españolismo sino del nacionalismo catalán. Lo primero que dirán es que hay facturas pendientes y que mientras no nos devuelvan todo nuestro dinero seguiremos siendo más españoles que la madre que nos parió. Y cuando reciban este dinero, entonces reclamarán reparaciones de guerra y de ocupación, por los perjuicios causados al pueblo catalán desde 1714 hasta ahora. Y mientras no nos paguen esas reparaciones, no aceptaran ningún tipo de independencia. Seguiremos siendo la carcoma de España.

Y es que el nacionalismo tiene muy claro aquello de que la libertad no se regala sino que se conquista. Lo que, traducido al catalán, quiere decir que sólo serás libre si eres tu quien se va pero no si te echan.

ADENDA.- Publico a continuación un artículo del amigo A. sobre el grave peligro de la independencia o la principal razón para no ser independientes.

O Barça o Independencia

Uno ya lleva muchos años y afanes en esta vida como para saber que hay cosas que no se pueden hacer; que hacerlas puede provocar estremecimiento en las partes más íntimas del alma -bien, digamos más clarament del bolsillo, que es el alma del catalán; según nuestros históricos adversarios. Con la edad me he ido dando cuenta que la clase política se va tapando las vergüenzas -las fechorías originadas por las tentaciones de alargar la mano, ahora que nadie me ve- y por eso ya va siendo hora de que uno se levante y diga que ja es suficiente. Que no podemos ir hacia la independencia. Por supuesto que puede ser útil seguir ad eternum con esta cantinela, las cantinelas siempre van bien para adormecer el personal; hacerle "soñar tortillas" y mientras tanto 'nosotros' rompemos los huevos o hacemos lo de alargar la mano. Es decir, que podemos continuar, y se continuará, faltaría más, con el cántico de la independencia. Pero, no pasaremo s-no pasarán- de este guiñol premeditado y bien estudiado. Y no pasarán a los auténticos hechos porque hay una cosa peligrosa -la quebradiza que insinuábamos- que no se debe tocar. Y ese algo es el Barça.

Es imprescindible que el Barça esté, juegue, en la liga española (me perdonaréis por emplear esta palabra tan maldita, pero quiero hacerme entender). Yo, la verdad, no puedo entender un Barça haciendo una liga exclusivamente catalana. Os figuráis el Barça jugando contra el Reus, el Sabadell, el Lleida, el Igualada (sin querer despreciar a estos formidables equipos). Y hasta una totalidad de 20. Seguro que el Santa Coloma es formidable, seguro que L'Hospitalet tiene miles de seguidores que pierden el corazón por él. No sé si existe el Mataró, ni el de la Seu d'Urgell y tampoco el Cervera o el Mollerussa. Pero, no nos engañemos, salvo el Espanyol -que por razones de la independencia debería recluirse en la liga catalana- los otros equipos catalanes apenas llegarían a mitad de la pierna, por no decir a la suela del zapato, del Barça.

¿De verdad se llenaría el campo del Barça para mirar un Barça-Ripoll? ¿Y un Barça-Bisbalenc? Está clarísimo que no. Salvo los primeros días, ya sabríamos quién ganará el partido antes de comprar la entrada. Y la falta de emoción comportaría buscarla en diversiones alternativas. ¿Creéis que sería interesante seguir los 90 minutos por TV, habiendo pagado cuota, para mirar un Barça-Blanes? Y resultado de todo ello sería una caída espectacular de ingresos y una venta también espectacular de jugadores antes de que perdieran el valor actual.

Por otro lado, la 'fiera' que todos llevamos dentro -unos más dormida que otros, todo hay que decirlo- ¿resistiría no poder competir mediante los pies de los azulgrana contra el adversario por antonomasia? ¿Qué equipo de los de aquí sería el que nos permitiría desahogarnos de las desgracias y mala luna que llevamos encima, como muy bien nos lo permite ganando al Madrid? ¿Cómo podríamos sentirnos hechos unos 'hombres' si no ganamos a equipos tan fuertes como 'nuestro' Barça?

Creo, rematando estas líneas, que no se ha estudiado bien lo que conllevaría para nuestro símbolo -por nuestra auténtica bandera, que es el Barça, y los jugadores del equipo que son nuestros almogávares que ganan batallas simbólicas y nos hacen sentir vivos. Tampoco se ha estudiado lo que la psicología del catalán podría perder en la independencia. Sí que podríamos ser independientes, como pueden ser independientes aquellos muchachos que fueron a enterrar-se en ese pueblecito del interior de Cataluña que tiene 12 habitantes y cada día van a la terraza a regar los tomates y a recoger las cebollas. Pero no sé si eso nos llenaría suficiente. !Habrá que pensarlo a fondo antes de dar un resbalón!