Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


martes, 10 de julio de 2012

Democracia, Estado-nación y nacionalismeo

La UE es el imperio. Y el imperio, la guerra

Thierry Baudet:
El principal argumento de los partidarios del proyecto europeo es que el nacionalismo deriva en la guerra y la construcción europea en la paz. Cualquier pérdida que provoque Bruselas en el ámbito de la democracia, la soberanía y la transparencia, se compensaría por el noble objetivo de la paz. Pero este supuesto se basa en un error. El nacionalismo no deriva en la guerra. Lo que conduce a la guerra es la ambición de instaurar un imperio europeo. La ambición de someter a la fuerza a un corsé a los diferentes pueblos es lo que lleva a la guerra. En definitiva, la construcción europea es lo que deriva en la guerra.

Yo firmaría prácticamente la totalidad de este artículo sino fuera porque, por un lado, confunde deliberadamente entre estado-nación y nacionalismo, y por otro, entre una confluencia voluntaria de estados y la expansión imperial de uno de ellos..


Creo, como decía Ralf Dahrendorf, que sólo el estado-nación ha hecho posible históricamente la creación de la democracia moderna, facilitada por la percepción de igualdad entre los ciudadanos que ofrece un estado-nación consolidado. Además, todas las experiencias supranacionales existentes sufren, como apunta Dahrendorf, de un mayor o menor déficit democrático:

...el Estado-nación sigue siendo el único espacio político en el que prospera la constitución de la libertad. Las credenciales democráticas de organizaciones como la UE son dudosas, y en el caso de las Naciones Unidas y otras instituciones mundiales están totalmente ausentes. Además, a pesar de la frecuente búsqueda de nuevas identidades, ya sea la europea, la latinoamericana u otras, y de muchas referencias a un nuevo cosmopolitanismo o incluso una “sociedad civil mundial”, la mayoría de la gente se siente en casa en su propio país, el Estado-nación del cual son ciudadanos.

Pero el estado-nación tiene otra cara. La cara negativa del nacionalismo. En palabras de Dahrendorf:

El impulso nacionalista puede ser agresivo o defensivo, puede estar dirigido en contra de otros o volcarse al interior de sus fronteras. En cualquier caso, vicia cualquier intento de crear una comunidad internacional de sociedades abiertas.