Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


viernes, 20 de junio de 2014

Sí, yo también quiero la independencia

Sí, han leído bien, yo también estoy a favor de la independencia. Pero no de la que tiende a crear o rehabilitar estados-nación por doquier; la que erige estados molde, cincelados sobre la diferencia, real o imaginaria, de una etnia, una raza, una religión, una cultura, una idea política o, simplemente, una lengua. O de todas ellas a la vez. De esa independencia, efectivamente, quiero independizarme.

Para mi, en Occidente y en el siglo XXI, la única independencia política moralmente aceptable es la que corresponde a los individuos, a los ciudadanos solidarios de las democracias modernas. No quiero que mi independencia personal quede presa entre nuevas fronteras, aunque sean las fronteras de mi tribu, ni que un nuevo leviatán, un nuevo gran hermano, vele por mi identidad. No quiero volver al primitivismo político que entiende el Estado como una emanación inevitable de la biología, de la tierra o de la tradición y la leyenda. Sólo concibo, como mal menor, la creación de nuevos estados como último recurso para la supervivencia física de grupos humanos víctimas de genocidio o persecución política, como fue el caso de los judíos o más recientemente el de los kosovares.

En sociedades democráticas basadas en el Estado de derecho y la igualdad ante la ley, la idea de secesión para crear un estado-nación propio es fruto de un delirio romántico. De ese romanticismo que resquebrajó, no sólo la unidad conceptual del mundo helenístico y cristiano, sino también la universalidad de las ideas fundamentales de la Ilustración. La gran revolución, la gran ruptura con el pensamiento milenario europeo, no la produjo ni el Renacimiento ni la Ilustración sino, como dijo Berlin, el romanticismo. Un romanticismo que despreció la razón y sacralizó la emoción, que enalteció la voluntad del individuo como un valor en sí mismo al margen de que sus acciones fuesen buenas o malas, y que encontró en la leyenda y no en la historia las raíces de los pueblos y de las gentes, las identidades latentes, las almas dormidas, las creencias ancestrales, los totems y los mitos perdidos en la noche de los tiempos. El romanticismo fragmentó el yo, fragmentó la tierra, fragmentó Europa hasta niveles casi prehistóricos. Europa dejó de ser la finca de unos cuantos grandes imperios para convertirse en un archipiélago de minifundios políticos.

Ese ataque a la linea de flotación del racionalismo europeo tuvo muchas consecuencias. Impregnó de arrebato y violencia las revueltas sociales del siglo XIX y enardeció de orgullo y excepcionalismo a los estados y las naciones que nacieron o se reconstruyeron un siglo después. Esa embriaguez, esa furia desatada del destino de los pueblos, estalló en 1914 con la Primera Guerra Mundial, una contienda que sumió a Europa en el abismo de la violencia nacionalista moderna. Una violencia que ocasionó millones de muertos y que sólo se desactivó después de la Segunda Guerra Mundial gracias, no a nuevas utopías, sino al retorno a la razón. La razón de la democracia y la superación de los estados nacionales.

Consecuentemente, Europa inició un proceso para desarmar -que no erradicar- las identidades; situó al individuo, a la persona, como único sujeto de los derechos políticos por encima de tribus, estados o grupos; defendió los derechos de las minorías; compartió el carbón y el acero, abrió las puertas a un mercado único, abrió progresivamente sus fronteras interiores y se dotó de una moneda común que sustituyó a las monedas nacionales.

Pero los errores en el proceso de construcción europea, la crisis económica y la globalización han disparado el repliegue de muchos ciudadanos europeos hacia lo que les parece seguro: lo próximo. Y ese repliegue en lo propio, enquistado y latente desde mucho antes de la crisis, ha sido capitalizado por un nacionalismo resucitado. Se habla mucho de populismo y de extrema-derecha, pero en realidad, hoy por hoy, lo que amenaza el proceso de integración europea no es el fascismo sino el nacionalismo, ya sea de rostro amable o de aliento repugnante. El euroescepticismo no es otra cosa que nacionalismo. El Frente Nacional francés no es un partido neonazi o de extrema derecha, es sobre todo un partido nacionalista, chovinista, puro y duro. El UKIP no es tampoco un partido de extrema derecha sino un rancio partido nacionalista británico. De la misma manera, CiU no es un partido de extrema derecha sino un partido nacionalista que ahora quiere la independencia de Cataluña. CiU quiso ser liberal, pero su deriva nacional-independentista la ha llevado a plantearse abandonar el grupo liberal europeo para integrarse en el grupo de los euroescépticos, que es en realidad dónde debería estar.

Las cosas, pues, están cada vez más claras. El gran problema de Europa vuelve a ser el nacionalismo. El nacionalismo de aquéllos que quieren destruir la UE, de los que no quieren desarmar ni compartir su estado, de los que quieren crear nuevos estados independientes como panacea para todos los problemas políticos, económicos y sociales. De ese tropel que marcha hacia el reforzamiento de los estados y la creación de otros nuevos, de los que corren hacia ese nuevo rapto de Europa por las naciones, no quiero saber nada. En 1957, en Roma, seis países del Oeste de Europa iniciaron la abdicación de sus independencias nacionales para dar paso a la independencia de los ciudadanos europeos en una Europa unida. Esa y no otra es mi independencia.

ARTÍCULO PUBLICADO EN LINK2NEWS.INFO

jueves, 19 de junio de 2014

L2N

Os invito a seguir el portal Link2News, L2N, que como su nombre indica ofrece una selección de enlaces en forma de titular a los mejores artículos de información y opinión de más de un centenar de medios de comunicación de todo el mundo. También incluye columnas propias de opinión de Nihil Obstat, Carles Dijous, entre otros.

domingo, 15 de junio de 2014

El canto del cisne del simbiotico Duran Lleida

Salvador Sostres cuenta que Josep Antoni Duran Lleida respondió al enfado del nuevo director de La Vanguardia por no haberle dado la exclusiva de su posible dimisión diciéndole que se la dio a El Periódico para poderlo desmentir más fácilmente. 'Se non è vero, è ben trovatto' porqué, con independencia de que la anécdota sea cierta o no, la verdad es que Duran Lleida se ha pasado toda su vida política haciendo correr oportunos rumores que luego desmiente también con gran oportunidad.

Duran Lleida practica, como algunos han dicho, una manera florentina de hacer política, que traducido a lengua vulgar quiere decir una manera hipócrita, falsa y traicionera de actuar para con amigos y enemigos. Eso lo sabe todo el mundo, incluso yo. Es por ello que, en un primer momento, muchos reaccionamos con escepticismo a la noticia de su amago de dimisión y lo interpretamos como una nueva maniobra para seguir chupando del bote.

Sin embargo, Duran, y nosotros con él, tal vez se equivocó. La pataleta de Duran ha sido más o menos la de siempre, pero la respuesta de CDC no ha sido exactamente la misma. Aunque tácticamente han optado por digerir una vez más los aspavientos del líder demócrata-cristiano -a los convergentes no les conviene en este momento seguir perdiendo apoyos- estrategicamente ya no necesitan a Duran para mantener a la mayor parte de su electorado, cada vez más independentista.

Así las cosas, la jugada de Duran aparece cada vez más o como un error de cálculo que lo dejará definitivamente en la cuneta o como el canto del cisne, el último y efímero momento de gloria, del simbiótico Josep Antoni Duran Lleida.

viernes, 13 de junio de 2014

Al Qaeda busca crear su estado entre Siria e Iraq



El Estado Islámico de Irak y Siria, ISIS por sus siglas en inglés, lanzó hace una semana la gran ofensiva militar que venía preparando desde hace un año para tomar Mosul y provocar el colapso de las fuerzas de seguridad iraquíes al norte de Bagdad. En esta operación ha tenido el apoyo del grupo baazista (el partido de Saddam Hussein) Jaysh al-Rijal Tariqah al-Naqshabandia, JRTN, que también participa en la expansión hacia el sur, hacia Bagdad, de la yihad.

La toma de Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, en sólo dos días demuestra la gran capacidad militar de los insurgentes, que consiguieron una gran victoria política frente a un ejército iraquí que no ofreció gran resistencia. Ello le ha permitido al ISIS liberar a unos 3.000 prisioneros y ocupar instalaciones militares clave que albergaron a unidades del ejército de EE.UU., incluyendo el Aeropuerto Internacional de Mosul y Camp Ghazlani.

El Ministerio de Defensa iraquí ordenó el 10 de junio el repliegue de las Fuerzas de Seguridad Iraquíes en Taji, una de las instalaciones militares más importantes situada muy cerca de Bagdad, dejando el campo libre a los yihadistas en todo el norte del país.

La complejidad y la simultaneidad de la campaña indican que el comando central militar del ISIS ha diseñado una gran ofensiva para aplastar las fuerzas de seguridad iraquíes al tomar el control en múltiples áreas a la vez. Además del avance hacia el sur de Mosul, también ha lanzado ofensivas para tomar el control de las ciudades de la provincia de Kirkuk. Estas ciudades incluyen Hawija, Riyad, y Zab.

Pero ¿para qué ha lanzado ISIS esta ofensiva militar? Para establecer un estado islámico en Irak y Siria. ISIS busca tomar el control de las capitales de provincia del norte de Irak con el fin de integrarlas en su estado islámico, que se proclamó en abril del 2013 en el ar-Raqqa, en Siria.

¿El califato sirio-iraquí incluye todo el territorio de Iraq? ¿Quiere el ISIS tomar el control de Bagdad? En cualquier caso, la integridad territorial de Irak está en cuestión. Las fuerzas de seguridad iraquíes han huido de las provincias del norte. El ISIS está ejerciendo presión militar sobre Kirkuk y la región kurda y puede estar tratando de abrir una brecha permanente entre el Irak kurdo y el árabe.

El Estado islámico de al-Raqqa, controlado por una fracción de al-Qaeda en el corazón del Medio Oriente, es un campo de entrenamiento para combatientes extranjeros. ISIS probablemente adoptará Mosul como su capital, desde donde controla los corredores y movimientos desde el norte de Siria a las regiones kurdas, y de allí a Bagdad y Anbar.

Las fuerzas de seguridad iraquíes difícilmente podrán recuperar todo el terreno perdido. Incluso pueden no ser capaces de mantener el que todavía tienen. Por el momento, el mejor escenario seria un callejón sin salida en el que los iraquíes se las arreglaran para contener el estado del ISIS. Sin embargo, lo más probable es el estallido de un nuevo conflicto al estilo sirio, con un ISIS con creciente apoyo internacional en contra de las milícias chiíes, desesperadas y brutales, junto con elementos de las Fuerzas de Seguridad. Las dos guerras civiles, que ahora ya se han fusionado completamente, se seguirán ampliando, desestabilizando el ya inestable Oriente Medio e invitando a una nueva intervención de los estados árabes suníes y de Irán. En el peor de los casos, la caída de Mosul podría ser un paso en el camino hacia una guerra regional. Sea como sea, todo parece apuntar a la creación de un estado de al-Qaeda, a caballo entre Irak y Siria, que les permita tener la base segura de operaciones que no han tenido desde la caída de los talibanes.

REDACTADO EN BASE A INFORMES DE JESSICA LEWIS Y AHMED ALI

miércoles, 11 de junio de 2014

Lo que pasa en Irak no es la herencia de Bush sino el error de Obama

Hace unos días un general del ejército comunista chino decía que la política exterior de EE.UU. padecía de ‘disfunción eréctil’. Una buena metáfora para definir la política exterior de Obama que casi todo el mundo percibe. Sin embargo, esa impotencia de la pax americana no es algo inevitable sino algo querido. Obama, cuya única política ha consistido en hacer todo lo contrario que Bush, ha llevado a Estados Unidos a desaparecer de la escena internacional, abandonando a su suerte a los amigos y dejando el campo libre a sus enemigos.

Obama estuvo contra la guerra de Irak, lo cual es muy legítimo. Sin embargo, cuando ese opositor a la guerra llega al poder tiene que actuar con responsabilidad. Y no me refiero tanto a la responsabilidad con su propio país como con el país en el que se libró el conflicto. Justa o injusta, necesaria o innecesaria, la guerra de Irak se convirtió en el frente principal de la guerra contra Al Qaeda. En 15 dias se acabó con la amenaza de Saddam Hussein y se instauró una incipiente democracia que todavía resiste, pero la lucha contra el yihadismo islamista y sus aliados fue larga y difícil. Se necesitaron más de siete años para derrotar militarmente a Al Qaeda en Irak. Una derrota que para consolidarse requería de una permanencia militar norteamericana más prolongada en Iraq, como suplicaba Bagdad. Pero no, Obama sólo pensó en si mismo, y abandonó a los iraquíes a su suerte. Sufrieron una guerra cruel y ahora, por intereses políticos personales de Obama, han de seguir padeciéndola.

Al llegar a la Casa Blanca, Obama sólo se preocupó por desahcer lo que habia hecho Bush. Y lo primero fue salir de inmediato de Irak, lo que devolvió la esperanza a los yihadistas. Y lo segundo, fue abandonar a sus aliados árabes sin apoyar a las incipientes fuerzas democráticas que promovieron la primavera árabe. Esa inhibición fue fatal porqué envalentonó no sólo a los islamistas sino a todos los zares y mandarines del mundo. Putin se anexionó Crimea y está intentando partir Ucrania; China interfiere a su antojo en los países vecinos y Al Qaeda ha recompuesto su ejército en la sombra en África y el Oriente Próximo.

Sin embargo, para el imaginario colectivo, avivado por la internacional mediática, la culpa de todo esto sigue siendo de Bush y no de la disfunción eréctil de Obama.

Dos conceptos de democracia

En 1958, Isaiah Berlin pronunció su famosa conferencia “Dos conceptos de libertad” en la que diferenciaba entre libertad negativa y libertad positiva. La primera, entendía el concepto de libertad como ausencia de coacción, cuando una persona no está forzada a cumplir la voluntad de otra; la segunda, como posibilidad de autorrealización, como capacidad de satisfacer deseos y aspiraciones.

Según Berlín, la primera, la libertad negativa, es el fundamento de las democracias liberales, basado en un concepto político racional, objetivo y genuino de la libertad. Por el contrario, la segunda, la libertad positiva, es un concepto metafórico dónde la libertad ya no se define por su relación social con los demás sino por la voluntad subjetiva de poder satisfacer deseos y aspiraciones, ya sean materiales y/o intelectuales. Esta concepción positiva de la libertad, de profundas raíces románticas y muy seriamente cuestionada por las neurociencias, es la preferida de las ideologías intervencionistas, cuando no totalitarias, que encuentran en la satisfacción de los deseos de la gente una justificación de toda clase de políticas públicas.

Pues bien, de la misma manera que hay dos tipos de libertad, también existen dos conceptos distintos de democracia. El equivalente a la libertad negativa seria la democracia liberal, mientras que el vástago de la libertad positiva sería la democracia absoluta. En la primera, el valor principal no es tanto la elección del gobernante como los límites fijados a su poder. Para la democracia liberal la piedra angular de la política no es quién gobierna sino cómo gobierna. Por el contrario, para la democracia absoluta el principal valor es la voluntad de la mayoría, que no está sometida a ninguna limitación política. Para ella, la política es el principio y el fin de la democracia. No hay valores previos, pre existentes, yusnaturalistas o evolutivos, que puedan estar por encima de la voluntad política general.

La originalidad y modernidad de la democracia liberal se fundamenta en que, por primera vez en la historia, el gobierno está sujeto a unos límites que no puede vulnerar. Esos límites son los derechos humanos, los derechos políticos y el respeto a las minorías. La función del gobierno ya no es la de imponer modelos religiosos o ideológicos a todos los ciudadanos sino el garantizar que los ciudadanos puedan vivir libremente según sus convicciones y posibilidades. Por eso, las Constituciones nacieron para limitar todo poder; el poder de las monarquías absolutas, sí, pero también y especialmente el poder de las mayorías.

La derecha liberal y/o conservadora y la socialdemocracia clásica asumen el modelo de democracia liberal, mientras que las izquierdas radicales, rojas o verdes, y los nacionalismos más o menos amables optan por la democracia absoluta. Una democracia absoluta que resulta seductora en un momento en que las sociedades occidentales viven bajo el influjo de concepciones neorrománticas que explotan las emociones y fanatizan la razón. Es por ello que corremos el peligro que, de la misma manera que la libertad positiva socava la libertad negativa, la democracia absoluta puede acabar también con la única democracia real: la democracia liberal.

martes, 10 de junio de 2014

Nihil Obstat resucita

Después de unos meses sin anotaciones en este blog, espero retomar la actividad en los próximos días. El motivo de esta ausencia ha sido la puesta en marcha de un proyecto periodístico que ya ha cumplido dos meses en la red y que se llama Link2News o L2N . Las entradas en este blog también se publicaran en una de las columnas de L2N con el mismo nombre Nihil Obstat. Espero que os guste y que me sigáis en esta nueva aventura personal y profesional. Muchas gracias a todos.